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A poco más de tres semanas de las elecciones generales la oposición busca acortar la distancia en los números, sin embargo esto parece muy difícil. Cristina, desde 2003 a la fecha, logró ganar las tres elecciones en las que se presentó. El politólogo Julio Burdman efectúa un análisis sobre el efecto CFK y el intento opositor por ampliar sus chances para las elecciones de octubre
Los candidatos opositores en la Nación y la Provincia de Buenos Aires buscan mitigar los efectos del 14 de agosto, pero es un esfuerzo poco más que vano: la diferencia es muy grande, marcando distancias irreversibles. Solo agregando muchos votos en un único presidenciable de oposición podría reducirse; para la opinión pública, la elección ya fue definida.
A menos de un mes de las elecciones presidenciales del 23 de octubre, las encuestas predicen que el kirchnerismo superará en algunos puntos el resultado obtenido en las Primarias, convirtiéndose así en la corriente política con mayor respaldo electoral desde la democratización de 1983. Será, también, la primera experiencia de gobierno en la historia argentina que alcance un tercer mandato consecutivo.
Varias razones explican el éxito del kirchnerismo, y con frecuencia se lo endilga a un contexto económico favorable y a una gestión que supo interpretar y capitalizar ese buen momento. Menos se habla de Cristina Kirchner como figura convocante con poder electoral propio. Sin embargo, la incidencia de esto último se vuelve cada vez más tangible.
En el plano comunicacional, sin ir más lejos, ella es una oradora notable –cosa que le reconocen aún sus mayores detractores-, expresa sus sentimientos, y llega al corazón de las mujeres de clase trabajadora. Sin que ello signifique subestimar la variable económica ni la gestión, podemos afirmar que estas cualidades personales también contribuyen a explicar su éxito en las urnas. Éxito que se convierte en un atributo propio, un capital electoral personal.
A nivel nacional, entre 2003 y 2011, el kirchnerismo participó en cinco elecciones: en tres de ellas, la candidatura central fue la de Cristina (2005, 2007 y 2011) y fue clara triunfadora, y en las dos restantes (2003 y 2009) el candidato clave fue Néstor Kirchner, quien sólo obtuvo poco más del 20 por ciento de los votos. Es cierto, la comparación es simplista porque las circunstancias no eran las mismas; al caballero le tocó ser candidato en situaciones políticas más complicadas. Pese a ello, lo que los números dicen es que, en este matrimonio de presidentes, la que tiene la relación privilegiada con el electorado es la dama.
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HISTÓRICO
-Octubre 2011-:
con Cristina vamos por el tercer gobierno peronista consecutivo.
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