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El New York Times resaltó el modelo económico argentino
Ver para creer
leo...
Hoy un artículo del New York Times, uno de los diarios más famosos del mundo, intentó aportar a través de la visión de Ian Mount, una mirada hacia las economías de países que cayeron en crisis y que lograron salir adelante.
Recordemos que Estados Unidos no cayó en default pero las medidas tomadas para evitarlo provocaran recortes presupuestarios por U$S 90.000 millones en gasto público para los próximos diez años, situación que claramente afectará la asistencia social.
Según la columna mencionada por el NYT, Argentina es un país donde se pueden encontrar “lecciones para tratar el malestar económico” ya que sostienen que la receta aplicada aquí podría tomarse como ejemplo por el presidente de Estados Unidos, Barak Obama.
Allí se remarca que decisiones del gobierno nacional no perjudicaron al pueblo y sin embargo “la economía creció más del 6 por ciento al año durante 7 de los últimos 8 años". Además remarcan que "el desempleo ha descendido del 20 al 8 por ciento y el nivel de pobreza se ha reducido casi a la mitad durante la última década”.
El paralelismo que traza el periódico neoyorquino es la situación actual de Estados Unidos con la crisis del 2001: “La extrema reducción de costos durante un período de estancamiento económico sólo generan inhibición en el crecimiento. Y el gasto público para promover la industria local, pro-empleo de programas de infraestructura y las prestaciones por desempleo no convierten a un país en una parodia Soviética”.
El analista considera que EE.UU debería “poner el dinero en los bolsillos de los ciudadanos comunes y corrientes, para que luego estimulen la economía”. Por su parte, manifiestan que los “recortes en el gasto son necesario pero cuando la economía esté mejor”. En esa línea destacaron la Asignación Universal por Hijo, que da dinero a los sectores más humildes, pero también se les pide que asistan a la escuela para mejorar la educación.
...cuando digo que Argentina camina de la mano de Cristina no me equivoco
aquí la traducción completa del artículo, la copié del blog de mi amigo Eddie
Argentina’s Turnaround Tango
Por Ian Mount
Buenos Aires
ARGENTINA puede parecer uno de los últimos países en la tierra si se trata de ofrecer soluciones al malestar económico global. Considerada alguna vez la octava economía más grande del mundo, en el siglo XX se fue barranca abajo, el resultado de décadas de dictaduras represivas y experimentos inconsistentes de “libre mercado”. Esto terminó ignominiosamente en 2001, cuando tuvo que declarar el default por 100 mil millones de deuda, sumiendo a más de la mitad de sus 35 millones de personas en la pobreza.
Esa es la Argentina que conoce la mayoría de la gente. Pero desde entonces, la economía ha dado una vuelta en U -un logro en gran medida inadvertido fuera de América Latina, pero que el presidente Obama y el Congreso deberían mirar con atención.
Argentina no está exenta de problemas, pero sus resultados económicos recientes hablan por sí mismos: la economía ha crecido en más del 6 por ciento al año durante siete de los últimos ocho, el desempleo se ha reducido a menos del 8 por ciento (era más del 20% en 2002), y el nivel de pobreza se ha reducido casi a la mitad durante la última década.
Las calles de Buenos Aires están llenas de automóviles, los argentinos están en vías de comprar unos 800.000 vehículos nuevos este año, la meca del vino –Mendoza- está llena de lugares para catar sus productos, hay hoteles y restaurantes de selecta cocina regional; los televisores de plasma y los BlackBerrys se han convertido en productos básicos del hogar entre la clase media urbana.
Argentina ha recuperado su prosperidad en parte por cuestión de suerte: un auge de los precios ha beneficiado enormemente a este productor de soja, maíz y trigo. Pero también ha prosperado gracias a medidas económicas inteligentes. El gobierno intervino para mantener bajo el valor de su moneda, lo que estimula la industria local al hacer a sus productos competitivos en el extranjero, a la vez que se encarecen las importaciones.
Los impuestos sobre esas importaciones y exportaciones crearon fondos que se invirtieron en programas semejantes al New Deal: obras públicas, aumento del gasto gubernamental: es hoy el 25 por ciento del PIB contra el 14 por ciento en 2003. Como resultado el país cuenta con 400.000 nuevas viviendas para personas de bajos ingresos y una nueva autopista de 380 kilómetros entre Rosario y Córdoba
También ha reforzado su red de seguridad social: la asignación universal por hijo, que comenzó en 2009 con el apoyo tanto del partido gobernante como la oposición, proporciona a 1.900.000 familias de bajos ingresos un estipendio mensual de alrededor de $42 por niño, lo cual ayuda a incrementar el consumo. Debido a que la suma depende en parte de la frecuencia con la que el niño asiste a la escuela, también es probable que mejore a largo plazo el rendimiento educativo.
Los resultados también han dado sus frutos políticos: la presidenta Cristina Fernández de Kirchner ganó recientemente el 50 por ciento de los votos en una primaria abierta en contra de otros nueve candidatos presidenciales.
¿Por qué los argentinos han adoptado tener un gobierno más grande? En parte porque la época anterior demostró el fracaso de las medidas de austeridad – las mismas que ahora propician los conservadores en USA- para promover el crecimiento.
Cuando, a finales de 1990, Argentina redujo drásticamente el gasto público tal como lo ordenaban sus acreedores del Fondo Monetario Internacional, la economía se redujo en casi un 20 por ciento entre 1998 y 2002. Fue sólo después de Argentina dio la espalda a estas demandas de austeridad, y de pagar su deuda, que comenzó a recuperarse.
Por supuesto, la Argentina está lejos de ser perfecta: los impuestos a la importación y exportación han ahuyentado alguna inversión extranjera y el aumento del gasto ha llevado la inflación arriba del 20 por ciento.
También hay problemas con la forma en que funciona el país: la corrupción, cierta falta de transparencia, tendencias autoritarias, impuestos confiscatorios y la tentación de retocar las estadísticas desagradables. Y sería ridículo sugerir que los Estados Unidos sigan su ejemplo y declaren también un default.
Pero Argentina todavía ofrece valiosas lecciones. Por un lado, la extrema reducción del gasto durante un período de estancamiento económico inhibe el crecimiento. Y el gasto público para promover la industria local, programas de infraestructura que crean empleos y las prestaciones por desempleo no convierten a un país en una especie de parodia de la Unión Soviética.
Esas medidas ponen dinero en los bolsillos de la gente, dinero que al gastarse estimula la economía.
Los recortes en el gasto deben hacerse cuando los tiempos mejoran - un imperativo que Argentina tendrá que considerar - pero no antes.
Entre Argentina y los Estados Unidos no hay un paralelismo perfecto. Pero la brutal diferencia de resultados entre las políticas de austeridad con bajo crecimiento de finales de los 1990s y el alto crecimiento promovido por el gobierno en los 2000s ofrecen un caso de prueba sobre cómo se pone en movimiento una economía. Washington haría bien en prestar atención.
Ian Mount es el autor del próximo libro "El viñedo en el Fin del Mundo”.
aquí el texto original del New York Times en inglés
Adal
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HISTÓRICO
-Octubre 2011-:
con Cristina vamos por el tercer gobierno peronista consecutivo.
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