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Les permitiría abrigar alguna esperanza de rearmado y barajar y dar de nuevo rumbo a los comicios de octubre. Para ese objetivo, la ciudad cuenta con dos nuevos diarios (Muy y Libre)
La decisión de Mauricio Macri de dar la pelea en las urnas en territorio porteño es la última estrategia que se le ocurrió a la derecha política en la Argentina, liderada por el CEO de Clarín, Héctor Magnetto, para dar el manotazo de ahogado en el complicado panorama que se les presenta tras los resultados electorales de Catamarca y Chubut.
La idea es apostarlo todo a una segunda vuelta (ballotage) entre Fernando “Pino” Solanas y el jefe de Gobierno porteño para abrigar alguna esperanza de rearmado de las fuerzas de oposición y barajar y dar de nuevo camino a la elección presidencial de octubre.
El último viernes, en los pasillos de la Jefatura de Gobierno de la ciudad, las espadas de Macri exhibían depresión y temor por perder la ciudad a manos del cineasta y líder de Proyecto Sur, pero sobre todo sobrevolaba la sensación de que, si se llegara a concretar esa derrota, el PRO iría camino a desaparecer.
Pero el sábado, con el anuncio del mandatario porteño en el porteño barrio de Villa Pueyrredón, el panorama varió y prevaleció para ellos la estrategia de “poner la cara para el cachetazo” pero con la convicción de que todo lo que se juegue en la elección porteña, si se consigue poner en segunda vuelta a Pino y Macri, posibilitará ganarle al kirchnerismo para encarar la última etapa rumbo a octubre con nuevos bríos.
Por ello, en su discurso el jefe de Gobierno puso énfasis una vez más en que la oposición se unifique para derrotar al Gobierno en la elección presidencial. Y esas mismas espadas macristas dan por descontado que una vez que Ricardo Alfonsín acuerde con Francisco De Narváez, el paso siguiente –y cantado- de Héctor Magnetto será obligar al candidato radical a negociar un acuerdo también con Mauricio Macri.
El radicalismo da por descontado una ruptura con el GEN que lidera Margarita Stolbizer. Eso fue lo que dejó entrever el titular interino del partido, el chaqueño Ángel Rozas, cuando se refirió al tema de las conversaciones con De Narváez y remarcó que, si Stolbizer no comparte la estrategia del radicalismo, deberá alejarse del frente progresista que ya se exhibe deshilachado.
Hoy en la UCR ya no se habla de ideología. Esas discusiones quedaron sepultadas a partir de 1995, cuando asomaron las negociaciones para la Alianza que accedió al poder en 1999 con un gobierno que terminó por convocar a Domingo Cavallo como ministro de Economía para consumar la implosión socioeconómica que dejó al país en ruinas en diciembre del 2001 y enero del 2002.
Es más, hay dirigentes de peso en el centenario partido que, tras aquella hecatombe del 2001, tuvieron cobijo en las empresas de medios de comunicación de Francisco De Narváez. De forma que no sorprende lo que sucede en la UCR.
Por más que Ricardo Alfonsín lo haya negado una y otra vez –que nunca negociaría acuerdos con la derecha- una vez que regrese de Entre Ríos, donde es sometido a un tratamiento para dejar de fumar en una institución que pertenece a la Iglesia Adventista, deberá vérselas con la presión mediática para que definitivamente acuerde con De Narváez, Mauricio Macri y Eduardo Duhalde.
También será la posibilidad de evaluar con cuánta fortaleza cuenta como dirigente político para no dejarse llevar de las narices por el monopolio Clarín para sellar esos lazos con el Peronismo Federal y el PRO.
En el otro rincón, en la Casa Rosada surgieron rumores en el sentido de que, a mitad de esta semana que comienza, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunciará quién de los tres postulantes del kircherismo a la jefatura de Gobierno porteño (Amado Boudou, Daniel Filmus o Carlos Tomada) será el candidato que dará la pelea por el poder en la ciudad de Buenos Aires.
Fernando Pino Solanas y sus espadas (Claudio Lozano y la líder de Libres del Sur, Victoria Donda, entre tantos) confían en que derrotarán a Macri y desde el riñón del actual jefe de Gobierno aseguran -en voz baja- que el premio consuelo para el “cartonero Báez” será que podrá contar con todo el respaldo mediático (por la vía del monopolio Clarín, es obvio) para volver a recalar en el Club Boca Juniors en el que también habrá elecciones a fin de año.
Es año de elecciones en las provincias, en la ciudad autónoma de Buenos Aires, que tiene rango de provincia, y de comicios presidenciales; también en instituciones como Boca Juniors y todo tiene que ver con todo porque se trata de contiendas que definen cuestiones de poder en la Argentina.
La derecha juega todas sus cartas a exhibir a fondo en los medios que controla a Pino Solanas y Macri. Perfil y Clarín hasta han ideado como estrategia la irrupción de dos nuevos diarios para contribuir al objetivo de las elecciones del 10 de julio (primera vuelta) y del 31 del mismo mes (ballotage).
De apuro y para la contingencia, Jorge Fontevecchia fundó el diario “Libre”, que aparece de lunes a viernes para no competir con Perfil, que gana las calles los sábados y domingos; y Héctor Magnetto parió el diario “Muy”.
En julio, y en las urnas, se verá, como dicen duhaldistas, macristas y espadas de De Narváez, “quien la tiene más grande”.
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